Confiando en el voto

“Yo no salgo de mi asombro, esto es fin de mundo”, me escribió la prima Patricia de Barinitas. ¡Imagínate tú! Ella estaba muy contenta porque consiguieron un pozo para surtirse de agua por tubería. ¿Cuándo imaginaste que llegaríamos a tanto?

Es que en Caracas desde hace bastante tiempo hay problemas con el agua, pero en las regiones la cosa está “color de hormiga”. Pasan semanas, meses, años sin una gotica de agua. Algunos esperan las lluvias para llenar los tobos, pero esta bendición es una pesadilla para otros.

De la luz ni me hables. Corpoelec solo sirve para multar y perseguir, pero nadie responde por los aparatos que se dañan con los tremendos bajones que ocurren a cada rato. Con el famoso plan Borrón y Cuenta Nueva hay unos cuantos amotinados El menú del día son apagones constantes, y es una excepción cuando el servicio eléctrico funciona bien.

Si te cuento de las carreteras, pues la cosa se pone peluda. Tienes que ver este video para que te vaciles cómo muchos conductores están vivos de milagro. Y el peligro también es quedar incomunicados y parece que “ese muerto no tiene dolientes”.

Entonces, se nos suma el laberinto en el que nos mete la dictadura con la elección presidencial: hay incertidumbre y juegan a desmotivar, aunque hay avances para evitar que esto no suceda. Esperemos que el panorama se aclare, así como aclaró el día después del eclipse. Yo sigo confiando en el voto para salir de esto, solo que debemos cuidarlo, necesitamos hacerlo.

Imagínate volver a una Venezuela próspera, donde podamos surgir, ahorrar, hacer planes y crecer como era hace más de dos décadas. Nuestros chamos se lo merecen, nosotros tenemos derecho a envejecer tranquilos y disfrutar de los años dorados. ¿No crees?

Bueno, me voy, espero tus mensajes, siempre me gusta leerlos. Recuerda que las penas con pan son más llevaderas. ¡Dios te bendiga!