El nuevo camino de Carlos no comenzó con el típico sueño americano, sino con una salida forzada de su país. 

Un food truck que nació como una idea familiar se convirtió en el escenario de su propio salto de fe donde apostó por las recetas criollas, la sazón que heredó de su madre y la tradición italiana que corre en sus venas.

Antes de asumir las riendas de su cocina ambulante en las calles de Raleigh, Carlos Benucci se dedicó durante mucho tiempo al activismo político en Venezuela. Estudiaba sociología, llegó hasta el último semestre, pero no pudo culminar la carrera.

Contó a La Patilla que luego de la pandemia, una serie de situaciones que pusieron en riesgo su seguridad, y la de su familia, lo forzaron a emigrar a Estados Unidos.

El destino de Carlos Benucci no fue trazado por un sueño americano, sino por la necesidad de huir de la persecución política en Venezuela.

Hoy, su vida transcurre en las calles de Raleigh, Carolina del Norte, donde conduce Pana’s Flavor, un food truck que combina tradición criolla con toques italianos, en homenaje a sus raíces familiares.

Lo que comenzó como un proyecto compartido con su hermana y su cuñado, se convirtió en el motor de su reinvención personal.

Entre empanadas, arepas y parrillas, Carlos no solo conquista paladares estadounidenses —que representan el 90 % de su clientela—, sino que también defiende la gastronomía venezolana como un puente cultural.

El camino no ha sido fácil: fallas mecánicas, incertidumbre en eventos y el reto de reinventarse en un país nuevo han marcado su travesía. Aun así, Carlos se levanta cada día con la misma convicción: avanzar sin pausa.