Del sueño a la realidad 🍽️🙌🏻🇺🇸

“Salir de tu país te pega fuerte a cualquier edad”, aseguró este soñador venezolano, Leonardo Molina, a quien le tocó vivir la nostalgia de estar lejos de casa y trabajar arduamente desde joven.

¡Buenos días Patillero!

Salir de tu país te pega fuerte a cualquier edad”, aseguró este soñador venezolano, Leonardo Molina, a quien le tocó vivir la nostalgia de estar lejos de casa y trabajar arduamente desde joven.

A partir de sus inicios como mesonero hasta convertirse en dueño de su propio negocio, su temple se preparó a fuego lento y encontró un lugar para reinventarse en la Gran Manzana. En las concurridas calles de Brooklyn, un aroma tentador y un nombre intrigante capturan la atención de los transeúntes: “Guacuco”.

Comencé desde abajo limpiando, poniendo agua en las mesas, llevando el pan. Y así, poco a poco fui agarrando más experiencia en los restaurantes acá en Nueva York”, recordó Molina.

A sus 23 años, Leonardo tomó la iniciativa de abrir su propio local de comida criolla para transmitir la esencia del oriente venezolano con la sazón de su madre.

De mesonero a dirigir sus restaurantes

En el menú de “Guacuco” se encuentran deliciosos platillos que rinden homenaje a la rica herencia gastronómica de Venezuela. Desde la icónica cachapa con queso guayanés hasta el pabellón criollo, cada plato te invita a tomar un boleto de avión a Venezuela.

A pesar de los desafíos y la distancia, el empresario se aferra a sus raíces y no deja de enseñar a sus hijos la importancia de mantener presente “nuestra cultura y siempre seguir con esos sentimientos hacia Venezuela”. Precisamente, esa es la esencia de “Guacuco”, un refugio para los venezolanos en el extranjero y una ventana para que tanto neoyorquinos como visitantes de otros lugares del mundo descubran la riqueza de la comida criolla.

Juguito de Patilla

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