La persecución no se detiene

Mis primos, ya mañana es 28 de agosto, ha pasado un mes de las elecciones presidenciales y todos siguen pidiendo la publicación de las actas por parte del CNE. Mientras tanto la persecución no se detiene, y hasta Edmundo González es citado al Ministerio Público por presunta usurpación de funciones. En medio de esto, Juan Carlos Delpino, rector del CNE, rompió el silencio y echó su versión del cuento de las múltiples irregularidades que ocurrieron antes, durante y después de las elecciones.

La violación de los derechos humanos está cada vez más ruda, algunos dicen que las nuevas leyes como la “antifacismo” será usada para perseguir, y no lo pongo en dudas. Mañana hay movilización en la calle convocada por María Corina Machado y la Plataforma Unitaria, bajo el lema “Acta mata sentencia”. Esperemos que todo marche en paz y no haya una arremetida del régimen.

Ante esta locura totalitaria que estamos viviendo, es importantísimo que mantengamos serenidad y templanza. Es muy difícil, lo sé, a mí me está costando mucho concentrarme y hasta dormir, pero creo que una de las clave está en saber gestionar nuestras emociones, para que no perdamos el foco y conservar nuestra salud mental.

Por ahí vi que hay incremento de pasajeros buscando salida hacia Colombia por los terminales en Táchira. Te prometo averiguar cómo está la cosa en otros estados fronterizos y te cuento la próxima semana.

Mientras todo esto pasa, los problemas cotidianos del venezolano siguen igualitos. Aquí los apagones eléctricos pareciera que no se van, pero en algún momento, ojalá sea más pronto que tarde, habrá luz para todos y nuestro país será el más luminoso de Latinoamérica.

Por otro lado, las lluvias no dan tregua, hay bastantes zonas afectadas, hay comunidades que se sienten como “los pueblos del olvido”, entre basura, carreteras dañadas, aguas negras desbordadas, ante la indiferencia de las autoridades “incompetentes”.

Te dejo, tengo que trabajar, aunque las ventas han estado flojas este mes, hay que seguir echándole pichón. Ya sabes, cualquier cosa me escribes, yo estoy aquí también para leerte. ¡Dios te bendiga!