No hay gas

Venezolanos han tenido inconvenientes para surtirse de gas doméstico

¿Qué fue Primo, todo bien?

Llegó diciembre, pero no se enciende la Navidad, pues a duras penas podemos prender la cocina. Vivimos en el país con más reservas de gas de Latinoamérica y ocupamos el octavo lugar en el ranking de reservas gasíferas en el mundo y los venezolanos padecemos para llenar un cilindro.

La explosión en el Complejo Muscar sigue dejando secuelas: las colas para surtir gas se diseminan por casi todos los estados del país. Por ahí escuché que la capacidad de distribución es solo de 20% a nivel nacional. Las hornillas eléctricas y las ollas multifuncionales han sido un escape, pero rogando que no se vaya la luz.

Así que nuestros platos tradicionales como las hallacas, las tortas, el pernil (para quien puede comprarlo) que son de cocción lenta están en pico e’ zamuro este año. Algunos locales hasta cierran sus puertas por esta situación.

Algo tendremos que inventarnos, porque la decadencia toca todo lo que antes fueron jardines y ahora son desiertos.

Es que el ambiente no es el típico de esta época del año. Las ventas congeladas, no despegan con nada, hay gente hasta anda buscando estrenos en mercados de segunda mano. Los comercios se las ven duras desde las elecciones.

Eso para los que no tienen familiares presos por protestar contra los resultados electorales del pasado 28 de julio, porque quienes sí tienen a sus hijos, hermanos, padres, madres o cualquier otro familiar detenido, sí están sumidos en la tristeza.

Tanto quienes están privados de libertad, como sus familias afuera, están pasándola muy duro. Algunos ni se han dado cuenta que ya estamos en diciembre.

No se cansan de pedir la anhelada libertad que no llega, quieren estar con sus seres queridos, pero bueno, amanecerá y veremos. Las excarcelaciones fueron muy pocas.

Cada quien lleva su cruz, como los primos que viven con cloacas desbordadas, los que andan con el Jesucristo en la boca por los apagones, los que no tienen servicio de recolección de basura. 

No perdamos la fe, mis primos queridos, es lo único que puedo decir. Te dejo, voy a intentar surtir gasolina, aunque no te había contado que ya llevo una semana con este karma para poder trabajar. ¡Dios te bendiga!

¿Qué más está pasando?

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