Otro diciembre con presos políticos

El Foro Penal contabilizó, hasta el 25 de noviembre, 1903 personas detenidas por razones políticas

¿Qué fue Primo, todo bien?

Llegó diciembre, una época donde tradicionalmente compartimos con familiares y amigos lo mucho o poco que tenemos, un mes lleno de alegría y esperanza, pero para algunos hogares lo que reinará es la tristeza, porque aún hay muchos venezolanos con sus hijos o parientes presos, sin poderlos ver, con un futuro incierto.

Esta Navidad será muy difícil, mis primos, aparte de la pelazón que nos tiene con “el agua al cuello”. Y es que hasta la Iglesia Católica espera por un milagro, pues la libertad sería el mejor regalo para muchos.

Quienes están lejos, hacen lo suyo: protestan en cualquier país donde se encuentren para que se logre ese cambio político que tanto anhelamos. Aunque dentro de Venezuela las protestas son tímidas o muy creativas, los que se fueron alzan su voz para exigir una solución y que de una vez por todas quienes están en el poder se larguen.

Pero es que tenemos tantas cosas de qué estar pendientes, como las extrañas intoxicaciones masivas en los colegios, que si ya una es alarmante, imagínate vivirlas casi que una tras otra y en todo el país. Todo es muy raro, y entonces el régimen en vez de investigar qué está pasando en las escuelas, así no más culpa a María Corina y a los Comanditos de estar detrás de las intoxicaciones. Este Maduro inventa cada cosa.

Ahora a los apagones diarios, que nos llevan la vida al borde de la desesperación, se le suman ahora la falta de gas y otros combustibles. Es impresionante ver la cantidad de personas que están cocinando a leña.

Aunque algunos buscan soluciones temporales para sortear estas contingencias, en medio de una devaluación que supera el 10 % en las últimas semanas, con comercios llenos de gente, pero con pocas ventas.

Dígame quienes hasta pidieron prestado para reponer cosas en sus casas con el “viernes negro”, hicieron cola desde muy temprano, pero en varios sitios las ofertas de otros años no se dieron, los precios como que no bajaron mucho.

En otros tiempos, recibir los llamados aguinaldos era una bendición, alcanzaba hasta para ahorrar. Ahora lo que da es tristeza y frustrachera, porque esas bonificaciones no alcanzan ni para un buen mercado.

Con varios primos nos unimos a orar por la liberación de los presos políticos, por la recuperación económica, porque se supere la crisis en los hospitales, por la lucidez para quienes tienen el poder, la solución de la crisis de los servicios. Cuéntame, ¿por qué pedirías tú?

Me voy a ver si puedo conseguir gas, porque ya no tengo reservas y la bombona en uso se me está acabando. ¡Dios te bendiga!

¿Qué más está pasando?

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