Pidió un deseo y se quedó a oscuras

Últimamente te has dado cuenta que me meto de una en la candela sin muchos rodeos, pero es que no salgo de mi asombro con las cosas que pasan aquí. Además, tengo que escribir contra reloj, no sea que me pase como a la prima Yolanda en Barinas, que pidió un deseo y se quedó a oscuras. Los apagones están rudísimos en toda Venezuela, pero a quienes se la tienen aplicada son a los primos que viven en Táchira, Mérida, Falcón y, por supuesto, Zulia. Hasta más de 12 horas en la oscurana. ¡Una locura!

Pasó Carnaval y bueno empezaron a salir cifras de que todo fue bello, todo bien, todo perfecto, pero las deficiencias de los servicios públicos no se pudieron enmascarar. ¿Podríamos vivir del turismo? En Lechería dicen que no, al menos, por ahora.

Y es que aunque haya disposición de los empresarios y la población, hay muchas realidades que no permiten un verdadero impulso de este sector.

¿Cómo haces turismo en un país donde hasta los espantos no se atreven a salir, donde las carreteras no sirven, el transporte público está obsoleto y sin gasolina. Dime, ¿es posible?

Daría pena con la visita que vengan a “descansar” y se vaya la luz a cada rato. Imagínate si no pueden ni bañarse, porque no hay agua, o peor aún estar rodeado de calles desbordadas de aguas servidas o repletas de basura, ¡Uy no, qué pesadilla!

¿Estamos realmente capacitados para explotar nuestras bellezas turísticas? Con una inflación, que si bien se ha mantenido tímida últimamente, ha convertido a Venezuela en uno de los países más caros del mundo, donde la gente se las ingenia para medio vivir entre la crisis.

Entonces, ¿qué tendríamos que hacer para que Venezuela pueda vivir del turismo? Déjame saber lo que piensas a ver si es lo mismo que yo tengo en mente. Te dejo, voy al mercado a rendir los churupitos en los carretilleros. ¡Bye, bye!