¿Qué hay detrás de las cárceles?

El Esequibo es de Venezuela y la soberanía no se consulta, se ejerce. Ahí no hay discusión, pero esta gente del chavismo lo que sabe ejercer es el terror, obligan a los trabajadores a participar. Eso no es así, la cosa debe salir del corazón. Imagínate si regresas al país y te meten preso. ¿Con qué ganas vas a defender el territorio? Piensas es en irte otra vez, a pesar de los riesgos que implica emigrar.

Hay muchas cosas oscuras, no hablo solamente de los apagones, que desde hace tiempo son racionamientos no programados, sino de la tortura de los otros servicios públicos que funcionan a medias, y que interrumpen la cotidianidad de la vida de los venezolanos.

Cambiando un poquito de tema, no te miento, estoy cabezón con eso de las tomas de las cárceles, y me pregunto: ¿Qué hay detrás de esas intervenciones? Porque según vi por ahí, muchos de los pranes se fugaron. Me aterra pensar que haya un contraataque de la delincuencia, sobre todo ahora que viene Navidad.

Ya la próxima semana empieza la temporada decembrina, pero aunque haya ganas de ser tradicionales y disfrutar, ¿quién podrá? La llamada recuperación económica no se ve pero por ningún lado. Pregúntale a los comerciantes que no venden nada, porque las utilidades “por partes” que les pagaron a los trabajadores públicos, no alcanza ni para comprar la cesta básica. Lo que sí abunda aquí es el hambre ¿oyó?

La hazaña de La Vinotinto que empató con Ecuador y las 50 mil personas coreando “y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer”, me alegraron la noche. Ojalá la Chinita nos haga el milagrito, que volvamos a aquella Venezuela de hace treinta años donde, por ejemplo, surtir gasolina no era un tormento, donde el agua a veces fallaba pero no por meses, y si bien había carencias, no lo vamos a negar, todo el mundo comía algo tres veces al día.

Plata y recursos hay en Venezuela, claro que tenemos un gran potencial, mas todos sabemos que lo que nos tiene hundidos en la miseria son estos desgraciados que están enquistados en el poder desde hace más de 20 años, y que muchos nos queremos quitar de encima a punta de votos.

Como me escribió una prima desde Mérida: “Primo, tengo fe”. Yo también… Ya me voy, estamos hablando. ¡Te quiero burda!