Ruleteo de hospital en hospital

Te cuento que en los últimos días he visto un montón de gente enferma del estómago, pero dime tú si vivimos entre cloacas desbordadas y sin agua por tubería, a cualquiera le da una vaina. Lo más insólito es que en algunas calles se puede ver agua blanca brotando del suelo como manantial, mientras que en las casas sale aire por los grifos.

Y de un problema saltas a otro (así vivimos en Venezuela), porque si te enfermas o por mala leche tienes un accidente, lo que puede suceder es que te ruleteen de hospital en hospital, como le pasó al niño que lo mordió una culebra. Encima de todo, corres el riesgo de que te atienda un médico falso. ¿Tú has visto?

La gente anda como estresada, debe ser el calor y la falta de energía eléctrica, el hambre también los lleva a tomar medidas desesperadas ¿Viste lo de la bebé abandonada en un patio? ¡Qué dolor Dios mío!

Entonces, los que deciden emigrar buscando un futuro mejor, desaparecen en el camino. Si te vas para las minas de oro en Bolívar, corres riesgo de morir, porque no hay seguridad. Me pregunto, ¿dónde está la recuperación económica? Si hasta las calles de Margarita parecen un desierto.

Claro, pasan cosas buenas, como las personas que están regalando alegría navideña. ¿Y te enteraste de lo que lograron los chamos que construyen robots? Por allá en Sucre andan impulsando unas iniciativas turísticas innovadoras muy interesantes. También están quienes le echan bolas y a pesar de todo logran sus títulos universitarios, pero mis primos estos casos no deberían ser excepcionales, deberían ser la regla.

Vivimos en un país con mucho potencial, con las reservas petroleras más grandes del planeta, pero sumergidos en una precariedad y una pobreza (material, pero también espiritual), que es el resultado de más de dos décadas de desgobierno chavista.

Oye, ya me voy pero no olvides suscribirte al Centro Informativo La Patilla, no hay desperdicio y te enteras rapidito de lo que pasa en tu región.

Me voy a buscar un tigrito a ver si hacemos aunque sea diez hallacas. ¡Chaíto!