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Sueltan a unos y agarran a otros
Mientras algunas madres celebran que pasarán la Navidad con sus hijos en casa, otras lloran por tener a sus muchachos tras las rejas
¿Qué fue Primo, todo bien?
Faltan pocos días para celebrar el nacimiento del Niño Dios y esta semana algunas madres de adolescentes excarcelados recibieron la bendición de tener en casa a sus chamos, pero lo que aún lamento es que quedan al menos 1.800 venezolanos inocentes tras las rejas.
El número de personas excarceladas -porque todavía no gozan de libertad plena- es bajo en comparación con quienes aún quedan detenidos por protestar ante los resultados fraudulentos anunciados por el CNE el pasado 28 de julio.
Muchos ni conocen las condiciones en las que se encuentran sus familiares. Mira lo que contó el primito Jesús Alejandro sobre su padre Jesús Álvarez: “Nunca pude verlo, lo vi ayer en una foto muerto”. Se me arrugó el corazón cuando leí ese testimonio, y pensar que su mamá también está presa en Bolívar.
Es que el régimen de Nicolás Maduro está endemoniado: por un lado, excarcelan, y por el otro, salen los esbirros y agarran más gente, los citan a declarar por terrorismo, se los llevan y los deja incomunicados. Parece un ciclo sin fin: sueltan a unos, mientras agarran a otros. Se trata de la famosa “puerta giratoria” de la que habla el Foro Penal.
Ve que estamos en Navidad, pero aunque hay luces y decoraciones, falta la alegría y el entusiasmo que caracteriza a los venezolanos. Mientras, los comerciantes tratan de sobrellevar el bajo consumo con guerra de ofertas a ver si suben las ventas, pero la gente está preocupada porque urge aumento del salario mínimo, que lo están pidiendo desde hace años.
Las hallacas están en pico e’ zamuro porque no hay gas, el agua no termina de llegar en muchas zonas y lo único seguro que tienen muchos es que se va la luz.
Si no fuese por las iniciativas como esta de los atletas que corrieron para recaudar juguetes en Lechería o los merideños que se unieron para llevar alegría navideña a unos chamitos, muchos no tendrían ni una pizca de magia navideña.
Me gustaría seguir contándote algunas cositas más, pero esta semana me toca una jornada de colas. Ahorita voy saliendo a la de la gasolina. ¡Cuídate mucho! Dios te bendiga.
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