Ya van dos meses

Han pasado casi dos meses de aquel madrugonazo electoral propinado por Nicolás Maduro y sus secuaces. Aunque para algunos ya el tema va quedando en el olvido, otros lo viven día a día. Imagínate las madres de los que están en la cárcel de Tocorón, que en todo este tiempo solo han podido hablar una vez con sus hijos.

¿Qué fue Patillero, todo bien?

Han pasado casi dos meses de aquel madrugonazo electoral propinado por Nicolás Maduro y sus secuaces. Aunque para algunos ya el tema va quedando en el olvido, otros lo viven día a día. Imagínate las madres de los que están en la cárcel de Tocorón, que en todo este tiempo solo han podido hablar una vez con sus hijos.

Dirigentes y activistas de partidos políticos siguen detenidos; quienes no están detrás de los barrotes, debieron exiliarse o esconderse aquí en el país; otros piden a la Corte Penal Internacional celeridad para la causa Venezuela.

Mientras tanto, seguimos calándonos la crisis eléctrica, la peor de nuestra historia. Anuncian correctivos como la detención de un gerente de Corpoelec vinculado supuestamente con actos de corrupción, pero hasta el momento “no se le ve el queso a la tostada”.

Anuncian energía eólica, pero en las inmediaciones de esa infraestructura no hay luz. Pueblos enteros pasan hasta 15 días sin servicio, aplican racionamientos, pero aleatorios y sin planificación.

Con la llegada de las lluvias, la cosa se puso “color de hormiga”, pues constantemente se caen los cables, los postes colapsan y los transformadores explotan.

En Mérida los chaparrones vinieron acompañados de ráfagas de viento, lo que generó zozobra entre los pobladores, pues también afectó al tendido eléctrico. Hay crecida de ríos, damnificados y se caen las carreteras, que no se sabe cuándo las repararán.

Bueno, nadie dijo que el camino sería fácil. Yo no pierdo la fe, como ciudadanos hemos cumplido y seguiremos luchando por lograr un cambio en este país, mi país, tu país. Sé que el mundo nos va a ayudar, siempre con el favor de Dios Todopoderoso.

Mientras tanto hay que seguir echándole un camión y preparándonos para tiempos mejores, porque “si agua no cae, maíz no crece”.

Me voy a comprar algunos útiles escolares para mis chamos, porque este año toca comprar la lista poquito a poco. ¡Dios te bendiga!

¿Qué más está pasando?

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